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España,plurinacional (LXXIII)

                                España,plurinacional

                                               LXXIII.- Un terrorismo bendecido (3)
 
                En función de sus objetivos Krutwig proponía un plan de guerra embrollado y poco práctico,pero de despiadada brutalidad.Preveía la eliminación de empleados públicos,la intimidación y el terrorismo contra los que cumplen con las medidas prescritas por el Estado y la administración,como jueces y empleados de los juzgados;voladura de cuarteles,especialmente cuando estén llenos de tropas;no se deberá dejar nunca lugar a dudas de que todo policía o militar enemigo es un objetivo de nuestra actividad guerrera.Los policías que hasta hoy han torturado a los detenidos vascos deberán ser pasados por las armas,o degollados.En estos casos es recomendable,siempre que se pueda,emplear el degüello de estos entes infrahumanos.No se debe tener para ellos otro sentimiento que el que se posee frente a las plagas que hay que exterminar.Cuando ello no represente ningún peligro para el guerrillero,estos torturadores deberán ser eliminados por medio de la tortura.Si las fuerzas de ocupación siguieren con sus medidas de tortura no se deberá nunca dudar en el empleo del retalión,exterminar a los familiares de los torturadores y a los agentes de la autoridad civil y militar.Para apreciar debidamente estas frases cabe señalar que la ETA tenía aún muy poca gente en la cárcel;que,como ocurriría casi siempre,casi todos los detenidos lo eran sin resistencia a la policía,pese a las terribles torturas que sus propagandas afirmaban;que ninguno murió,y que un motivo de ansiedad persistente en los jefes de la organización sería la facilidad con la que cantaban en Comisaría muchos terroristas detenidos.En cualquier caso,observa Krutwig:en la historia todo progreso no pudo jamás llevarse a cabo si no fue a pesar de la moral o contra la moral existente.
                La prédica del fanatismo tampoco entendía de matices,como explicaba el ideólogo en La insurrección en Euskadi:Para el gudari-militante comprometido en cuerpo y alma en la guerra revolucionaria engañar,obligar y matar no son actos únicamente deplorables,sino necesarios;para nosotros nuestra verdad es la verdad absoluta,es decir,verdad exclusiva que no permite ni la duda ni la oposición,y que justifica la eliminación de los enemigos virtuales o reales.
                Para hacer justicia a Krutwig,considerado un sabio vasco en medios nacionalistas,debe advertirse que él nunca corrió el riesgo de ser torturado,pues se exilió oportunamente:perteneció a la nutrida raza de los intelectuales incondicionales de la violencia,pero propensos a dejar su práctica a otros.
                El influjo de Krutwig y sus seguidores en la ETA,y la marxistización progresiva de la organización,harían ir pasando a segundo plano,y a veces a la exclusión,a los fundadores más persistentes en su catolicismo,como Álvarez Emparantza,llamado Txillardegui,también partidario de la seguridad del exilio.
                El recurso a la violencia en la ETA tenía otra profunda razón de ser.La pasividad y resignación reprochadas al PNV no nacían de la voluntad del partido,sino del deplorable desinterés popular por las prédicas nacionalistas.Las quejas etarras revelan una población que se sentía razonablemente cómoda,disfrutaba de un nivel de vida en constante mejora,y un régmen que toleraba,con reticencias a veces,estimulándolo otras,el reimpulso de la cultura en vascuence.Buena parte de los vascos simpatizaba con el franquismo,y Franco era acogido calurosamente cuando iba a veranear a San Sebastián;otra parte,probablemente mayor,sentía indiferencia;y el sector hostil lo era de forma tibia y sin consecuencias.La guerra civil había durado allí poco,pero permanecía en el recuerdo,aunque éste se difuminaba entre los jóvenes.En tales condiciones,la violencia podía convertirse en un revulsivo,en una forma eficaz de propaganda.
                Nada más ilustrativo que el debate en la ETA,en los primeros años 60,en torno a la acción armada.Alguna propuesta de pacifismo al estilo Gandhi quedó enseguida olvidada ante las contundentes razones de Julen Madariaga,ideólogo y uno de los máximos dirigentes de la organización por entonces:Cuando una masa de quinientos vascos sea capaz de manifestarse pública y silenciosamente por las calles callaré.Y me uniré a ellos arrostrando juntos todas las consecuencias.Pero mientras sólo sean un puñado de patriotas los que tengan que hacer todo lo que se hace,el peso entero de la salvaje represión cae,y seguirá cayendo,sobre cada uno de ellos individualmente.¿Es que el pueblo vasco está dispuesto en bloque,o al menos una gran parte de él,a lanzarse a la lucha por su libertad?.¿No están siendo nuestros hermanos de Soria,Carabanchel y Martutene víctimas de un horrible pecado colectivo de su propio pueblo?.Y quede bien claro:no somos nosotros quienes estamos provocando la violencia.
                Vuelve a sonar aquí la voz de Sabino Arana increpando a los vascos,mayoritariamente reacios a seguirle.Si ni siquiera quinientos de ellos seguían por las buenas a los etarras,no quedaba otro remedio que tomar medidas drásticas,también contra los autores del tremendo pecado colectivo:Hace falta que el pueblo vasco se rinda a la evidencia de una vez por todas de que Euskadi,es decir,nosotros,nos hallamos en estado de guerra con el ocupante extranjero.Y a esa guerra con el supuesto ocupante pensaban arrastrar velis nolis a los demás.Obviamente eran los etarras quienes provocaban la violencia con objetivos muy definidos,cuando el grueso de la oposición antifranquista,desalentado por los fracasos,había renunciado hasta cierto punto a ella.
                La guerra seguiría pronto el esquema acción-represión-más acción,típica en los terrorismos.Receta sencilla y eficaz,si la organización no resultaba muy tocada:una minoría organizada asesta golpes materiales y psicológicos a la organización del Estado,haciendo que éste se vea obligado a responder y reprimir violentamente la agresión.La minoría organizada consigue eludir la represión y hacer que ésta caiga sobre las masas populares.Finalmente dicha minoría consigue que en lugar de pánico surja la rebeldía en la población.La táctica de la provocación sistemática,en suma.La violencia,sobre todo si la acompañaba el derramamiento de sangre,tenía además la ventaja de la espectacularidad,se convertía automáticamente en noticia;constituía en sí misma una inmejorable propaganda,productora de nuevas propagandas en forma de explicaciones,comunicados,reportajes,etc.
                La ETA previó lúcidamente que su esquema de acción-represión podía ganarle numerosos aliados de hecho entre la burguesía,a la que pertenecían casi todos los etarras:como tapadera de sus verdaderos intereses económicos,este sector capitalista permitirá,e incluso alentará,la protesta de los grupos liberales y de los opositores al régimen,que se rasgarán las vestiduras por el genocidio al que se está sometiendo al País Vasco.Unos por razones humanitarias,y otros porque esto les sirve de palanca para atacar al Gobierno.Iban a abundar,en efecto,los que creyeran poder utilizar los atentados de la ETA en su propio beneficio.
                Al mismo tiempo,y dentro de los esquemas marxistas-leninistas,los ideólogos retaban a la realidad con formulaciones como ésta:desde 1939 la situación ha cambiado,pero no en sentido de invalidar,sino de reforzar y añadir nuevos argumentos a lo expuesto hasta aquí.La opresión que sufren los pueblos ibéricos ha subido de grado con el paso del sistema a la fase monopolista.Al no tener que mediatizar su actividad al control de nadie que no sea la oligarquía monopolista,el Estado español dispone de los métodos más feroces para la represión de las masas populares.Con certeza la ETA habría sido aplastada rápidamente en una situación como la de los años 40,como lo había sido el maquis.Si en los años 80 podía mantenerse,se debía precisamente a que aprovechaba el muy sustancial descenso del nivel de la represión,y la creciente libertad política.
                El terrorismo consiste básicamente en propaganda por la sangre.Por lo común aparece como la primera fase de una lucha más amplia,que debe terminar arrastrando a las masas a la revolución,a la insurrección o a una guerra real más o menos prolongada.Pero la ETA nunca iba a lograr el paso a una fase superior,por lo que su terrorismo acabaría siendo teorizado como una vía de acción permanente,destinada no tanto a convencer y llevar a la lucha a la población,como a desgastar a los gobiernos,año tras año,hasta obligarlos a claudicar ante las exigencias de la minoría armada que,en nombre de Euskadi,les había declarado la guerra.
                En 1965 la ETA celebró su  IV Asamblea,comenzada en la casa se ejercicios espirituales de los jesuitas de Azpeitia,que sabían a quiénes cobijaban.La reunión consagró los objetivos simultáneos de secesión y socialismo en un sentido cada vez más abiertamente marxista,e incluso marxista-leninista,y la táctica de la acción-represión-más acción como forma de desatar una espiral de lucha.Un paso importante fue la decisión de recurrir al atraco para allegar fondos.Siendo escasas las aportaciones populares,el capitalismo financiero,gran monopolista,hacedor de intrigas y de guerras,mantenedor de la odiosa opresión a que nos vemos sometidos,debe suministrarnos los medios necesarios.Pero,como relataría Echave en la revista Interviú,la plana mayor del grupo se mostraba incapaz de asaltar a un inofensivo y desarmado pagador de Banco.Superada la prueba,los atracos se volvieron el método normal de financiación.
               

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