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El alma y la muerte

Naderías metafísicas
XXX.- El alma y la muerte

Así se titula un voluminoso ensayo de Eduardo Subirats,de 458 páginas,que es el que vamos a resumir y comentar en este capítulo.
No cuenta España con gran tradición crítica,pero tampoco descuella mucho en este quehacer ningún otro país.
Hombre moderno es el que vive en el presente,y por tanto hay tantas modernidades como siglos al menos;siendo cierto que nuestra modernidad está muy ligada a la tecnología y a la máquina.No pertenece pues a nuestra modernidad el estudio de los diálogos de Platón,y por tanto ha perdido Subirats su tiempo al estudiar el amor finito e iniciático,el culto a Eros y el amor como sacrificio (todo el Cap. I).
Tampoco tiene importancia el capítulo II:morir de amor,sobre el misticismo de Santa Teresa;la iniciación mística,sobre Santa Teresa también;la agonía sagrada,comentarios a la Vida de Santa Teresa y Camino de perfección;el recogimiento interior,comentarios a las Moradas;la visión extática,sobre las Moradas sobrenaturales;y la conciencia cristalina,continuación del anterior.
Ni el capítulo III:la experiencia interior,la de Descartes en el Discurso del método,Meditaciones y Correspondencia;la duda y la ascesis racional,de Descartes de nuevo;la epoché,indeterminación voluntaria de la razón frente a una aporía o enunciados contradictorios entre sí;el principio original de la autoconciencia,sobre su conocido silogismo,pienso,luego existo,que nadie critica,a pesar de que el pensamiento es una de las varias potencias mentales humanas,y 1)es más lógico pienso,luego soy ser humano,o incluso 2)existo,luego pienso (en cuyo caso entenderíamos existencia humana);el poder del Yo,alma racional y cuerpo;la mortificación epistemológica,como interiorización de la muerte en la vida,y asunción de la muerte en la constitución de la vida espiritual o racional.
Comentarios a un ensayo del poeta alemán Peter Paul Zahl originan su capítulo el sujeto colonizado;La desindividualización y anonimicidad de las grandes ciudades motivan su capítulo la destrucción de la identidad subjetiva,y la supuesta alineación que la civilización impone a la vida motiva su fragmento sobre la melancolía.
El capítulo IV es tan insubstancial como los anteriores:el conocimiento y la historia,sobre la filosofía de Kant;la fortaleza vacía,sobre la supuesta soledad del sujeto cartesiano,y el sujeto de la apercepción de Kant;el autómata trascendental,con comentarios a Hegel,Simmel y la Crítica de la razón pura de Kant;el alma escindida,o desrealización de la existencia individual en el marco de la producción económica;la utopía moral como claudicación,o la moral kantiana como subjetividad absoluta;y la falacia del sujeto moral,o el sujeto moral como fin en sí mismo.
El capítulo V tampoco es más importante:el mito de la violencia primitiva,lucha entre los centauros y los lapitas;el terror y la ley,Hobbes y Hegel;el discurso de la destrucción y la libertad,Spengler y Sobre la paz perpetua de Kant,así como las relaciones de Hegel con la sociedad burguesa;la desigualdad y el progreso,o dialécticas hegelianas de la servidumbre y el reconocimiento;las figuras de la muerte,como principio de individuación,despotismo,destrucción del contrincante,terror,alineación;y la resistencia vacía,protesta filosófica contra la dialéctica hegeliana del Estado y el derecho.
Finalmente el capítulo VI no desentona de los anteriores:es una fábula sobre el poder y la muerte,o recuerdos históricos sobre guerreros y esclavos.
Voluminoso ensayo,458 páginas,con título interesante,El alma y la muerte,sin que,como hemos visto,haya dicho nada sobre el alma,y muy poco sobre la muerte.

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