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Carta sobre la tolerancia (I)

Naderías metafísicas
XV.- Carta sobre la tolerancia (I)

Es el breve ensayo mediante el que John Locke consiguió la libertad religiosa y de conciencia como derecho político,lo que supuso reconocer el Estado al ser humano una esfera de actividad espiritual jurídicamente garantizada e inmune al poder político;es decir,el absolutismo monárquico dio paso a la burguesía individualista,con el derecho natural como instrumento ideológico,la consolidación del liberalismo,consecuencia de las revoluciones inglesa y americana,y la actuación de los filósofos de la Ilustración.
Libertad de conciencia y tolerancia religiosa constituyen pues aspectos diversos de la libertad personal,que ahora es aceptada como presupuesto necesario de lo jurídico,si bien su ámbito de ejercicio depende del modo en que cada sociedad política conciba sus fines.El ciudadano comenzó por tanto a ser libre cuando pudo hacer todo lo que no estaba prohibido legalmente,libertad personal que comenzó a estar acompañada de la política,social y metafísica,entendida esta última como práctica de la conducta racional.
Toda Iglesia,aun hoy día,conlleva un cierto grado de intolerancia espiritual,consecuencia de creerse en posesión de la verdad,por lo que la tolerancia supuso reconocer al disidente el derecho a la convivencia en la sociedad,sin coacción para que haga dejación de los signos externos en que su creencia se manifiesta;lo que supuso que el grupo dominante renunciara a elevar los criterios religiosos a políticos,y aceptara en alguna medida la neutralización de la vida religiosa.
La libertad religiosa presupone pues el reconocimiento en el individuo de un derecho natural para la libre profesión y expresión de sus creencias,lo que supuso trascender el dogmatismo religioso mediante la búsqueda de una fe inmanente al individuo.
La idea de la tolerancia alcanzó pleno sentido en Occidente como consecuencia de la división religiosa operada por las Iglesias reformadas,luteranismo,anglicismo y calvinismo principalmente.Al romperse el orden cristiano medieval,e institucionalizarse la rebeldía contra la autoridad espiritual de Roma en las diversas iglesias y sectas reformadas,se traspuso el problema religioso desde el plano puramente especulativo de la teología al plano histórico-concreto de la realidad política.Como consecuencia donde las luchas confesionales fueron particularmente intensas se planteó como problema político el pluralismo religioso dentro del Estado.Surgieron así partidos políticos que defendieron la tolerancia como medio de restaurar la armonía ciudadana,rota por las disputas religiosas.Y lo lograron imponiendo a los gobernantes el deber de abstenerse de la persecución por motivos religiosos.Así por ejemplo Bodino defendió la tesis de que la salvación de la República exige que no se use de la coerción sobre las conciencias,ya que “cuanto más se violenta le voluntad de los hombres,tanto más se resiste”.
A partir de esta época,siglo XVII,comenzó a concebirse el poder político como una instancia neutral,aunque no necesariamente indiferente frente a la esfera religiosa.Y la consecuencia política fue la atribución a cada príncipe del ius reformandi,o facultad de decidir sobre la religión oficial del Estado (cuius regis,eius religio).
Al mismo tiempo comenzó a abrirse paso la idea,ya entrevista por San Agustín,de que la persecución por motivos religiosos excluye la posibilidad de una vida religiosa auténtica.El tema fue recogido por Lutero,quien afirmó la necesidad de que la fe fuese voluntaria,si bien la evolución posterior de su pensamiento le llevó a proteger la pureza de la religión mediante la fuerza.Y es que luteranos y calvinistas,al igual que los católicos,aspiraban a la uniformidad de fe y cultos,administrada por una Iglesia que concebían de inspiración divina.
La bandera de la tolerancia fue levantada pues por renacentistas como Moro,Montaigne o Erasmo,penetrados como estaban por el sentimiento contradictorio de su humanismo cristiano y un mesianismo secular,por lo que no estuvieron muy convencidos de su practicabilidad,y la concibieron más como expediente provisional.Sebastián Castillión publicó también,años después,una apasionada requisitoria contra la persecución religiosa.Y el paso decisivo fue dado por algunas sectas protestantes,que defendieron la separación de la Iglesia y el Estado primero,y la libertad espiritual del hombres después.
La práctica de la tolerancia sólo ha sido exigida y proclamada pues en Occidente tras la separación entre Iglesia y Estado,y concretamente cuando anabaptistas y socinianos negaron al Estado derecho a intervenir en la vida religiosa.
Fue a partir del siglo XVII cuando se inició la defensa filosófica de la libertad religiosa,con base en la naturaleza racional del ser humano,por lo que fue defendida como derecho innato,corolario de la ley natural.Y la inició Spinoza con su Tractatus Theologicus-Politicus (1670),teórico de un Estado que no tiene más poder que el que ha recibido de los ciudadanos,por lo que en ningún caso ha recibido el derecho a interferir en sus conciencias;también porque el fin último del Estado es facilitar que el ser humano ejerza sus capacidades mentales y físicas con seguridad,utilizando libremente su razón.
Unos años después John Milton llegó a conclusiones análogas en su Areopagítica (1644),y Pierre Bayle en su Commentaire philosophique sur ces paroles de Jesús-Christ contrain-les d´entrer (1686).
En Inglaterra la Reforma,institucionalizada sobre la base del principio de la soberanía real,operó como un elemento positivo en el proceso de nacionalización política,que culminó en un movimiento de repulsa hacia la iglesia anglicana,tradicionalista y autoritaria,durante el reinado de Jacobo I.Esta rebeldía cristalizó sobre todo en torno al movimiento puritano,que durante el Protectorado de Cromwell permitió una ardiente vida espiritual con reconocimiento de los derechos de conciencia.
La restauración de los Estuardos (1660) supuso la del anglicanismo,pero con suficiente libertad religiosa para que J. Goodwin (1594-1665) defendiera el principio de que no debe perseguirse ninguna secta en tanto sus miembros no atenten contra la seguridad y la paz del Estado.Por su parte los presbiterianos sólo se preocuparon de su propia libertad de conciencia,con bastante intransigencia con las sectas.De ahí que Rutherford escribiese en 1649 Free Disputation against pretended liberty of conscience.Pero en el propio seno del anglicanismo comenzaron a manifestarse tendencias liberales que asumían tolerancia con los disidentes,y tanto la escuela platónica de Cambridge (More,Smith,Cudwarth) como el movimiento latitudinario (Hales,Chillingwarth,Taylor) coincidieron en su deseo de fundar la Iglesia sobre bases tan amplias que todos los creyentes en Cristo pudiesen ser incluidos en ella,aunque interpretasen de modo diferente las Escrituras.Y Chillingworth,en Religión of Protestant,a Sure Way to Salvation (1637),defiende la libertad religiosa de cuantos acepten la Biblia.
Fueron llamados pues latitudinarios cuantos compartieron el ideal de una Iglesia anglicana capaz de acoger en su seno todo particularismo,mediante el reconocimiento mutuo de los artículos fundamentales de la fe cristiana.Su lema:“en lo esencial la unidad,en lo no esencial libertad,y en todas las cosas caridad”.Pero la restauración monárquica supuso recrudecimiento de la intolerancia religiosa,y en 1662 se promulgó el Acta de Uniformidad,que rigió hasta que Carlos II,deseoso de atraerse a puritanos y católicos,suspendió las leyes aprobadas por el Parlamento.Pero el Parlamento reaccionó,y Carlos II se vio obligado a retirar la Declaración de indulgencia,mediante la cual había dejado en suspenso la aplicación de las leyes aprobadas entre 1662 y 1665.
Triunfó pues el constitucionalismo a expensas de la tolerancia religiosa.Y contrarrestada la amenaza puritana el temor de los tories se volvió contra los católicos,aprobando el Parlamento en 1673 la Ley de Pruebas,que sólo otorgaba cargos públicos a los anglicanos.A este primer Parlamento (1660-1678) sucedieron tres de mayoría whigs (1679-1681),y las relaciones de la Corona con el pueblo se hicieron aún más difíciles,especialmente al discutirse la Ley de Exclusión,que quería evitar la ascensión al trono del católico Jacobo,hermano del rey.El resultado fue un debilitamiento del parlamentarismo y un regreso al poder de los tories,convertidos ahora en defensores de la doctrina del derecho divino y de la obediencia pasiva,e inclinando la balanza política del lado del absolutismo.
Durante el corto reinado de Jacobo II (1685-1688) se pusieron de relieve las contradicciones que se habían desarrollado en el seno de la sociedad inglesa,y con el pretexto de la defensa nacional se unieron whigs y tories,negándose a revocar al Ley de Pruebas,por lo que Jacobo II usó sus prerrogativas para suspender todas las leyes que obstaculizaran su política.En 1687 promulgó la Declaración de Indulgencia,en cuyo preámbulo se alababa la tolerancia religiosa.Pero no logró atraerse a la mayoría de los disidentes,cuyos jefes,excepto Penn,se adhirieron a la oposición constitucionalista.La Iglesia anglicana había tomado también posición contra el rey,y la Revolución de 1688 constituyó una victoria sobre el fanatismo religioso y político,lográndose la paz religiosa del país,y cierta igualdad religiosa,excepto para católicos y unitarios.
Cuando Locke se dispuso a escribir su Carta sobre la tolerancia la batalla por ésta estaba ya pues ganada en Inglaterra,aunque en la obra de Locke confluyan todos los argumentos que los defensores de la libertad religiosa habían venido aportando desde la Reforma:1)los males que aquejan a la comunidad política no son producto de la división religiosa,sino de la intolerancia;2)la unidad de fe y culto no es necesaria para la vida del Estado;3)la opresión produce turbulencia,etc.

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