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España,plurinacional (LXVI)

                                España,plurinacional

                                               LXVI.- Revolución en la Iglesia (1)
                               
                Un pilar fundamental del régimen de Franco fue la Iglesia católica,que adquirió un protagonismo como no lo había tenido desde principios del siglo XIX.Su influencia se manifestó en la enseñanza y en las normas referidas a la moral pública,en la asistencia social,el ahorro popular (Cajas de Ahorro),la legislación laboral,la formación sindical,etc.;y,con mayor o menor peso,en casi todos los ámbitos de la sociedad.La Iglesia,por doctrina y tradición,rechazaba los movimientos revolucionarios,en especial los comunistas,considerándolos una degradación de la dignidad humana.Por ello había constituido un sólido valladar a la expansión de estos movimientos en Europa y América.Eso y la exterminadora persecución antirreligiosa del Frente Popular habían inclinado resueltamente a la inmensa mayoría del clero y de los católicos españoles por el bando que los salvaba de destrucción,aunque el anticomunismo tenga también motivos económicos.Pero las persecuciones republicanas a la Iglesia hicieron que desde muy pronto el obispo de Pamplona,el vasco Olaechea,y poco después el de Salamanca,el catalán Pla y Deniel,calificaran la guerra civil de Cruzada,aunque el documento conjunto de los obispos de 1937 eludiera esa palabra.
                La identificación eclesiástica con el franquismo no excluyó recelos ante el filonazismo presente en sectores de la Falange.Durante la contienda española habían entrado en crisis las relaciones entre el Vaticano y Hitler,sobre todo por la imposición de las concepciones paganoides y del absolutismo estatista nazis.Numerosos sacerdotes habían sido detenidos en Alemania,y en concentraciones de masa se pedía colgar a los clérigos.Pío XI publicó en marzo de 1937 la encíclica Mit brennenderSorge,condenando el hitlerismo:Estos necios que presumen de separar la moral de la religión constituyen hoy legión.No se percatan de que,desterrar de la escuela y de la educación la enseñanza confesional,impidiéndola contribuir a la formación de la sociedad,es caminar hacia el embrutecimiento y la decadencia moral.Frase que me llama necio,aunque crea que el laicismo estatal no deba suponer persecución religiosa.Encíclica por tanto que el régimen de Franco acertó al no dejar leerla desde los púlpitos de la Iglesia,aunque protestaran ex republicanos como Irujo.
                Y es que,aceptado lo de Cruzada,en los primeros años surgieron discrepancias con las tendencias más extremistas de la Falange,representadas entonces por jóvenes intelectuales ya prestigiosos como Dionisio Ridruejo,Pedro Laín Entralgo,Antonio Tovar o Gonzalo Torrente Ballester.El nazismo,con sus éxitos militares y antes los económicos,y su estilo disciplinado y eficaz,parecía abrir un mundo heroico y emocionante,preñado de confusas promesas.Su paranoia antisemita no había dado lugar aún al genocidio,que tampoco fue conocido en España,al menos en todo su horror,hasta el final de la II Guerra Mundial.Muchos falangistas,pues,se sintieron atraídos por la experiencia,e intentaron imitarla en España.Pensaban integrar a la Iglesia como un elemento clave,pero subordinado,dentro de un Estado totalitario,no antirreligioso ni paganoide.Aunque sea cierto que también albergaba la Falange algunas tendencias anticlericales.
                La disgustada jerarquía eclesiástica criticó las estridencias panteístas y hegelianas del pensamiento fascista,en particular la divinización del Estado,al que no pensaba supeditarse.En la pugna la Iglesia hubo de sacrificar sus organizaciones sindicales,cooperativas.etc.,pero salvaguardó el derecho a crear escuelas y colegios propios,algunas instituciones universitarias,obras asistenciales y sanitarias,y cuanta influencia social pudiese.Antes de la guerra la Iglesia había defendido la conciliación y el legalismo hacia la II República,mientras la Falange se había rebelado muy pronto contra ella,incluso con las armas,cuando recibía atentados mortales.Para los falangistas la presión eclesiástica había prolongado una República inviable,dando alas a la revolución y a la guerra civil.No atacaban por ello directamente a la jerarquía eclesiástica,pero sí a Gil Robles y la CEDA,tan unidos todos durante los años republicanos.
                De todas formas la Falange no despertaba suspicacias sólo en la Iglesia,sino también en el grueso del Ejército,parte de él monárquico tradicional,y otra parte alérgica al fascismo.Ante estas oposiciones el aparato falangista iría perdiendo poder,aunque siempre mantuviera una porción considerable de mando.
                La unanimidad pro franquista de la Iglesia no era pues completa.Varios sacerdotes,intelectuales y políticos católicos habían defendido al Frente Popular,y el clero nacionalista catalán y vasco se había desolidarizado de los perseguidos,pese a ser muchos de ellos vascos y catalanes no nacionalistas.Bastantes de estos clérigos,refugiados en Italia,presionaban contra Franco con ayuda de colegas e intelectuales franceses,inquietos ante la perspectiva de que Francia se viera encajonada entre potencias hostiles.
                La mayoría de los sacerdotes y frailes nacionalistas regresaron pronto a España,y también,desde 1939,bastantes intelectuales nacionalistas catalanes,o catalanistas,huidos en un primer momento;como Ferran Soldevilla,Amadeu Hurtado,Enric Casanovas,Joan Oliver,Rubió i Tudurí,etc.,que se adaptaron con bastante flexibilidad a la situación.Frente a la política y al ambiente pro español y franquista predominantes en Cataluña y Vasconia,unos y otros crearon focos de resistencia sorda,punzando con las tropelías contra el idioma y la cultura regionales,las penalidades de la doble postguerra o la condena a Franco por las Naciones Unidas.Pero con poca eficacia.La intelectualidad nacionalista,de estilos por lo común más estridentes que elevados,había perdido su influencia,y no sólo por la censura.Lo mismo ocurría en Vascongadas,donde la densidad intelectual del nacionalismo siempre había sido muy escasa.Otros muchos intelectuales se sentían identificados con el nuevo régimen,a pesar de lamentar su desconfiada intolerancia con las culturas regionales,o,simplemente,sin dejar de considerarse catalanistas o incluso nacionalistas,repudiaban las políticas de la II República que habían conducido a la catástrofe.
                De esta última actitud sería ejemplo Josep Pla,activo colaborador del franquismo y catalanista al mismo tiempo.Se sentía ante todo catalán,y a duras penas español,pero despreciaba el victimismo nacionaliusta y sus poses.Dedicó su esfuerzo a una obra literaria que aportó al catalán y a Cataluña harto más que la retórica y la acción política de los nacionalistas.Que se permitieron motejarle de traidor,y someterle a un verdadero ostracismo tras la muerte de Franco.
                En 1948 volvieron,entre otros,J.M. Ametlla,J. Sales,F. De Pol y Raimon Galí,fundadores de Quaderns de l´exili en México,que alentarían un nacionalismo catalán relativamente nuevo.Quaderns,de lenguaje muy violento,había patrocinado nada menos que organizar una unidad militar de nacionalistas catalanes para luchar junto a los Aliados,como apoyo y sostén de un eventual gobierno prácticamente independiente tras la esperada caída de Franco.Una vez en España,los cuatro promovieron el desconteto,con tácita tolerancia de la policía,que probablemente no les daba excesiva importancia.El católico Galí,instalado en Montserrat,emprendió una lenta reorganización nacionalista,a través de reuniones y de grupos de boy scouts,dando lugar,en 1954,al grupo CC (Cristians Catalans).
                CC,donde militó Jordi Pujol,seguía básicamente  las pautas de Prat de la Riba,y aspiraba a impulsar un nuevo nacionalismo,distinto del izquierdista y también de la Lliga,que se había diluido como partido,y cuyos principales miembros colaboraban con el nuevo régimen (de hecho también la Ezquerra se había desintegrado,dentro y fuera de Cataluña).Este y otros grupos ejercían un proselitismo callado,arriesgándose sólo a acciones esporádicas y testimoniales,pero a finales de la década mostraron alguna osadía.Por ejemplo,el grupo de Pujol tuvo cierta incidencia en la organización del boicot contra La Vanguardia de Barcelona,cuyo director,Galinsoga,había expresado opiniones despectivas sobre los catalanes durante una misa en catalán.A Galinsoga lo cesaron al poco tiempo desde Madrid.En 1960 Pujol fue detenido y condenado a siete años de cárcel –cumpliría un tercio-,después de protagonizar un sonado escándalo ante varios ministros,que solemnizaban la compilación del derecho civil catalán,el homenaje oficial al poeta Joan Maragall en su centenario,y la cesión del histórico castillo de Montjuich a la ciudad de Barcelona.Luego CC se escindió.Una fracción optó por el marxismo,y otra por una acción cultural y económica.
                Quizá la actuación más significativa de los nacionalismos en aquellos años fue,en 1960,un documento firmado por 339 sacerdotes vascos y presentado al Vaticano.Con el estilo clásico de Sabino Arana,los sacerdotes denunciaban la persecución de las características étnicas,lingüísticas y sociales que nos dio Dios a los vascos,así como el nombramiento de obispos no vascos y otras manifestaciones de lo que llamaban genocidio,para emparentarlo emocionalmente con los exterminios nazis.Un grupo de clérigos vascos se había radicalizado en un sentido sabiniano.El clero nacionalista catalán prefería un estilo de oposición más disimulado,pero desde luego efectivo,como indican unas declaraciones del arzobispo de Tarragona,Arriba y Castro,ya en 1957:Voy a Roma a manifestar al Papa que la situación de Catalunya por causa de la actuación del clero catalán,que procede y actúa en separatista,es para mí inestable y de muy difícil aguante.Si S.S. no corrige,o no puede,la situación política de esta fracción del clero catalán,yo le voy a pedir que me releve de mi diócesis.

               

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