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España,plurinacional (XX)

                                España,plurinacional

                                               XX.- Politiquería y abandono de Alfonso XIII (1)
                               
                Primo de Rivera no logró pues institucionalizar un nuevo régimen,y el rey ayudó a liquidar la dictadura favoreciendo el retorno al constitucionalismo;para lo cual confió el gobierno al general Berenguer,que no se había cubierto de gloria en el desastre del Anual,y cuya actividad y habilidad política tampoco sería notoria.
                Se trataba de organizar una transición política,en un ambiente económico nublado ahora por la depresión,tras el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en 1929.La tarea exigía una dirección firme,y la colaboración de los políticos,dinásticos o no.Cambó dijo ahora:se precisaba un temperamento político que tuviera capacidad de gobernante y experiencia de revolucionario.Un Cambó,pero padecía cáncer de garganta,y ahora rehusó con causa.Pero no había otro.
                Berenguer prometió y empezó a cumplir una amnistía,el retorno de las libertades y elecciones sin plazo fijo.Y ni siquiera para esto encontró colaboradores apropiados,pues ningún político tuvo audacia ni lealtad para gerenciar la transición,pues la habilidad de todo buen político es escurrir el bulto en las crisis,y dejar la responsabilidad a otros.Todos rechazaron pues colaborar,y además sus partidos estaban desorganizados.
                Alfonso XIII tampoco había sido un modelo de lealtad,pues siempre abandonó a sus colaboradores más valiosos,cuando así lo exigió la opinión.Esta deslealtad regia recibió el nombre de borboneo,y por eso Primo de Rivera afirmó antes de cesar que a él no lo borboneaba nadie.
                Cambó animó a Alba,pero éste vaciló,y en opinión de Cambó fue siempre un cobarde.
                La oposición política,los nacionalistas y los intelectuales,e incluso muchos políticos monárquicos,condenaban a Primo de Rivera,a pesar de que se habían acomodado a su dictadura sin resistencia digna de mención.Y sus condenas recaían sobre el rey,como valedor de la dictadura,excluyéndose ellos,que la habían provocado.
                En mayo retornó Unamuno de su exilio de Francia,y su retorno motivó disturbios estudiantiles contra la monarquía en Madrid.Muchos profesores ampararon la protesta,y Unamuno afirmó:cuando alguien me decía en París que España no estaba preparada para la República,yo les contestaba:¿Pero es que acaso está preparada para la Monarquía?.
                Todos los males recaían ahora en la dictadura,y en la monarquía que la patrocinó.Ortega y Gasset quiso convencer a Cambó de las bondades republicanas,y Cambó le pronosticó que el nuevo régimen,si llegaba,supondría el comienzo de una era de convulsiones para España.
                La dictadura había dejado un balance muy positivo en lo económico y cultural,y los políticos seguían desunidos en la primavera de 1930.No faltaban entre ellos los revolucionarios y los demagogos,ni tampoco los que temían una deriva hacia el comunismo,al que aspiraban hasta los anarquistas.El que más temía este peligro era en estos años Lerroux,jefe del partido republicano pero muy moderado ya.Y la monarquía seguía siendo popular,como demostró incluso Barcelona en una visita regia,en la que prometió la legalización de la bandera catalana,prohibida por Primo de Rivera.
                El rey cometió pues el error de congraciarse con quienes nunca simpatizarían con él,desmoralizando a los monárquicos.Trató de presentarse como una víctima más de la dictadura,manifestando despego hacia ella,lo que le ganó la irrisión de sus enemigos,y la indignación o desánimo de sus partidarios.
                Primo de Rivera había fallecido en París el 16 de marzo de 1930,y su entierro fue frío e indiferente.Berenguer no definió el alcance ni los plazos del cambio,y era difícil evitar una Cortes constituyentes en pro de una democratización genuina;pero los políticos pensaban volver a la situación de 1923,que a nadie inspiraba nostalgia.La falta de colaboración amedrentó a Berenguer,y su gobierno avanzó con lentitud y dudas,perdió la iniciativa y se vio cada vez más arrastrado por las circunstancias.
                Aumentaron la confusión y las divisiones en el campo monárquico,y muchos de ellos comenzaron a sabotear al gobierno,clamando con furia y exigiendo responsabilidades contra la dictadura.El más destacado fue José Sánchez Guerra,austero y de entereza personal,pero de muy cortas luces,vanidoso y retórico,que ya había probado su ineptitud como gobernante en la crisis de 1922.En 1929 había intentado un levantamiento contra Primo de Rivera,apoyándose en los artilleros en función de Junta de defensa,en la CNT y en los republicanos.Atacó al rey por su connivencia con Primo de Rivera,y rechazó una política de olvido y perdón,exigiendo responsabilidades por la dictadura.En sentido parecido obraron otros políticos,como Osorio y Gallardo,que pidió la abdicación del monarca.
                Fueron meses de proclamas.La de Prieto,en el Ateneo de Madrid,en abril;o el discurso de Niceto Alcalá-Zamora,político de la Restauración y católico devoto,convertido de súbito al republicanismo.Lo mismo había hecho en febrero Miguel Maura,hijo del brillante político de la Restauración.Creyendo asistir todos al suicidio de la monarquía,pensaban moderar el movimiento republicano,evitando que lo dominaran los extremistas.Don Niceto se veía ya presidente,y afirmaba:una república viable,gubernamental,conservadora la sirvo,la gobierno,la propago y la defiendo.Una República convulsiva,epiléptica,llena de entusiasmo y de idealidad,mas falta de razón,no asumo la responsabilidad de un Kerenski para implantarla en mi Patria.
                En marzo circuló en Barcelona un manifiesto firmado por republicanos,nacionalistas y anarquistas,denunciando el desorden moral y la desorganización económica,como legados de la dictadura,y exigiendo la consagración definitiva de la soberanía popular,con responsabilidades para cuantos habían apoyado a Primo de Rivera.Los firmantes defendían una República Federal,que impidiera definitivamente toda subversión de poderes y conduciera al país por las vías jurídicas indispensables al progreso.Lo firmaban,entre los nacionalistas,Companys,Nicolau d´Olwer,Aiguadé,y Llihí.
                El nacionalismo catalán estaba pues dividido.Los de Cambó defendían la transición monárquica,y los demás querían dinamitarla.El PNV había eludido empresas estrafalarias como la de Macià,pero no habían causado el menor problema serio a la dictadura,a la que se habían aclimatado casi todos.
                El nacionalismo vasco se había dividido,como sabemos,en el PNV fanático del Dios y Leyes Viejas,partidario de la separación de Vasconia bajo un Estado semiteocrático,y la Comunión Nacionalista,que concedía menos valor a la independencia,contentándose,al menos transitoriamente,con la autonomía.El fin de la dictadura impulsó en los dos grupos el deseo de superar la división,y los contactos empezaron el 25 de febrero,fructificando dos meses más tardes en acuerdos que beneficiaban a los sabinianos.
                No obstante un sector deseaba desvincularse de sus elementos teocráticos,y crear un movimiento más o menos democrático y laico.Aspiraban a sustituir la mística racial por el reconocimiento de la personalidad propia y diferencial,insistiendo en una reintegración foral asimilable a la autonomía,o a una especie de confederación con el resto de España.No consideraban ya maketos a los españoles que trabajaban en Euskadi.
                Pero hasta el Pacto de San Sebastián,el 17 de agosto,no se unieron los republicanos tradicionales,los recientes y los nacionalistas catalanes,buscándose la colaboración de la CNT,que sólo aceptó una neutralidad pasiva.Por los socialistas sólo asistieron Prieto y Fernando de los Ríos,a título personal.
                Los protagonistas fueron pues Alejandro Lerroux y Manuel Azaña por la Alianza Republicana;Marcelino Domingo,Álvaro de Albornoz y Ángel Galarza por el Partido Radical-Socialista;Alcalá-Zamora y Miguel Maura por la derecha Liberal Republicana;Manuel Carrasco i Formiguera por Acciò Catalana;Jaime Aiguadé por el Estat Catalá de Macià;Santiago Casares Quiroga por la Federación Republicana Gallega;Matías Mallol por Acción Republicana de Catalunya,y sin representación de partido Felipe Sánchez Román y Eduardo Ortega y Gasset,además de los citados socialistas.
                La iniciativa había partido de los derechistas recién republicanizados  Miguel Maura y don Niceto Alcalá-Zamora,pero todos aceptaron imponer la República mediante un pronunciamiento militar,que debía venir secundado por una huelga general,para la que confiaban en que Prieto lograse comprometer a su partido,el PSOE,que gracias a UGT,colaboradora con la dictadura,constituía la fuerza política más numerosa y mejor estructurada y disciplinada de España,por no decir la única.Pues la CNT estaba en reconstrucción,y los demás partidos y personajes del Pacto donostiarra carecían prácticamente de organización y representatividad.
                Los nacionalistas vascos no participaron,al parecer por presiones eclesiásticas.Y Carrasco i Formiguera declaró su desinterés si no se concedía a Catalunya la más absoluta autonomía,el derecho a la autodeterminación y el régimen que los nacionalistas querían darse.Se acordó que,tras votación popular,los catalanes pedirían un Estatuto,que sería presentado a la aprobación de las Cortes.

                Casares Quiroga,prohombre de un galleguismo más bien regionalista,pidió lo mismo para Galicia y Vasconia,pero Prieto y Sasiáin,ainfitrión de los reunidos,se opusieron en el caso vasco,porque reforzaría al nacionalismo de Sabino Arana.

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