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Sobre la libertad (II)

Naderías metafísicas
XIX.- Sobre la libertad (II)

Si pasamos ya al resumen y comentario de Sobre la libertad,John Stuart Mill,casi como eco o intérprete de su difunta esposa,comienza diciéndonos que el objetivo de este ensayo no es el libre albedrío,sino la libertad social o civil,la naturaleza y límites del poder que puede ejercer legítimamente la sociedad sobre el individuo,la lucha entre la libertad y la autoridad,y prescindiendo de cuanto este ensayo tiene de histórico,o de la influencia de las costumbres y la religión,me limitaré a resumir cómo el autor va defendiendo su tesis,que efectivamente es la defensa de las minorías,hasta llegar a la defensa del individuo.
Y hay que reconocer que efectivamente el pensamiento de John Stuart Mill es moderno,por cuanto sólo acepta coacción del Estado sobre el individuo para obligarlo a no perjudicar a los demás,a ser social.E incluso en este supuesto quiere que se le persuada,sin causarle perjuicio.Y aunque distingue entre hombres mayores y jóvenes o niños,hay que reconocer que no todos los adultos poseen la responsabilidad suficiente para que se institucionalicen las sociedades que John Stuart Mill desea.Por eso admite el despotismo como forma de gobierno de los pueblos bárbaros,siempre que la labor de gobierno tienda a civilizarlos.
Una persona puede causar daño a otra por acción u omisión,y en ambos casos debe responder del perjuicio que cause.Hacer a uno responsable del mal que haya causado a otro es la regla general;hacerle responsable por no haber prevenido el mal es la excepción.Pero desea una sociedad en que todos sus individuos tengan libertad de pensar y sentir,y libertad de expresión,y libertad de forjarnos nuestro propio destino,con libertad de reunión y asociación,por lo que se adelantó a los actuales regímenes constitucionalistas,que garantizan todas esas libertades de un modo teórico,siendo más difícil que se realicen en la práctica.
John Stuart Mill da por supuesta la existencia de la libertad de prensa,y vuelve a defender la libertad del individuo,siendo ahora cuando lo defiende dudando incluso de la verdad absoluta y de la infalibilidad social.Pero no porque dude de que pueda existir esa verdad absoluta,sino porque defiende al individuo incluso admitiendo la infalibilidad social.Por eso afirma textualmente:“si nunca actuáramos según nuestras opiniones porque pudieran ser equivocadas,dejaríamos abandonados todos nuestros intereses e incumplidos nuestros deberes”.La obsesión política de John Stuart Mill es que la sociedad y su gobierno no coarten la libertad individual,siempre que este individuo sea social,y no coarte tampoco la libertad de los demás.
John Stuart Mill distingue por eso las opiniones consideradas verdaderas porque no han sido refutadas,y las verdaderas para no permitir su refutación.Y la distinción es muy importante,porque entre las segundas podemos incluir a las religiosas,en cuanto tienen de dogmáticas.Se inventa un Dios que revela,se afirma que esa revelación es verdadera por imperativo divino,y se quema en la hoguera al que no lo admite.John Stuart Mill acepta por tanto la libertad completa de contradecir y desaprobar cuanto no consideremos cierto,pero cuestionando la veracidad racional de la certeza individual.Defiende pues una vez más la libertad individual,pero aconsejando prudencia al individuo.
Las dudas de John Stuart Mill sobre la verdad absoluta es pues porque tiene en mente verdades consideradas ciertas en otros tiempos,y tenidas hoy por erróneas.Pues afirma que “el hombre (ser humano) es capaz de rectificar sus equivocaciones por medio de la discusión y la experiencia”.Por eso defiende también las opiniones útiles,sin cuestionar su veracidad.No quiere pues sociedades infalibles,porque no las quiere dogmáticas.Y por eso recuerda la muerte de Sócrates,condenado por impiedad (negar los dioses reconocidos por el Estado ateniense),e inmoralidad (corruptor de la juventud,sin que sepamos en qué los corrompia,pues Atenas aceptaba incluso lo que hoy llamamos pederastia).
Por supuesto Marco Aurelio persiguió al cristianismo porque lo creyó falso,y John Stuart Mill no cree que la verdad triunfa siempre de la persecución,a no ser que se llamen verdades a las ideologías que triunfan,(el luteranismo y anglicismo por ejemplo),y no verdades a las que perecen (ideas de Arnoldo de Brescia,Savonarola,los valdenses,etc).El cristianismo triunfó pues porque las persecuciones del Imperio Romano contra él fueron ocasionales y temporales,y porque la Iglesia romana colaboró con el Estado tras las invasiones en Italia,sin desdeñar la protección de Constantinopla,que fue quien terminó por protegerla (Constantino).
John Stuart Mill hace pues justa referencia a las persecuciones que se han realizado en Estados confesionalmente católicos o cristianos contra quienes no se declaraban católicos o cristianos,y tras la Inquisición ha quedado patente que las religiones cristianas han sido tan intolerantes,o más,que cualquier otras.
Acierta pues también nuestro autor cuando recomienda que nos atengamos a nuestra inteligencia,y seamos consecuentes con ella.Y cuando recuerda que las doctrinas no tienen arraigo en los creyentes ordinarios,por lo que hay muchos cristianos sin practicar las bienaventuranzas o incluso los mandamientos y sacramentos.También cuando recuerda que no fueron así los primeros cristianos romanos,y que por eso terminaron por absorber al propio imperio romano.Y acertada es también esta cita del Corán:“un gobernante que designa un hombre para un cargo público,cuando en sus dominios existe otro hombre mejor cualificado para él,peca contra Dios y contra el Estado”.Acertada la cita,porque demuestra que Mahoma en su siglo,como yo en el mío,queremos que todos los cargos públicos sean ocupados por los más aptos.
Acertado es también este consejo que da al cristianismo:“si los cristianos pretendieran enseñar a los infieles a ser justos con el cristianismo,ellos mismos deberían ser justos con la infidelidad”.Pues es un consejo moral dado por muchas religiones y sistemas filosóficos,incluido el cristianianismo:“ama al prójimo como a ti mismo”,máxima que tomó del estoicismo.

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