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La santa compaña (I)

De occulta philosophia
CLXX.- La santa compaña (I)

La santa compaña es la creencia que existe en Galicia (España) de que los difuntos se pueden aparecer con las brumas de la noche,aunque ellos sólo dicen compaña (compañía).Es pues una tradición cultural típica,pero procedente de Alemania,y muy extendida entre los celtas.
Modernos como son ya los gallegos,no crean que creen actualmente mucho en ello,pero la tradición se impone aún,y llaman al que la ve vidente.
Descendiente de un mito germánico,la compaña es una imaginativa creación espiritual que aglutina un conjunto de temas últimos metafísicos,y aporías como hombre,experiencia,comunidad,sufrimiento,realidad,ética,irracionalidad,libertad y necesidad:el ethos del vivir,y el pathos de la muerte.Es también un extraordinario esfuerzo mental para alcanzar conocimiento y sabiduría local,mediante la imaginación.
Ni es una vana ficción,ni son triviales o frívolas las preguntas a las que da poética respuesta.
En el siglo X germánico Tiwaz era el dios principal de las batallas,y Wotan el rey de los muertos,que suplantó a Tiwaz,y dirigió a las almas,en viaje nocturno,al otro mundo.Wotan,a su vez,precedió a Odín,dios de la guerra,de los muertos y de la inspiración,cristianizado como demonio.
Los personajes del vuelo nocturno solían ser todos mujeres,que seguían a una diosa pagana (Diana),por lo que adquirieron connotación de impías,malvadas,nocivas y contaminadas:la típica misoginia judeocristiana.
En el siglo X germánico,y la creencia se extendió también por España,Odín capitaneaba pues una hueste nocturna de furiosos muertos maléficos;y a Diana,guiando a supersticiosas mujeres engañadas por el demonio.Y a partir de ahí surgen ya una serie de clérigos (Gauchelin,por ejemplo),u obispos (Guillermo de Auvergne,etc.) que atestiguan estas visiones.El arzobispo J. De Vorágine cuenta idénticas visiones en Italia,y lo cierto es que llegaron a Galicia con la invasión de suevos y godos.
Gonzalo de Berceo atestigua esta creencia extendida por Castilla,especialmente por Rioja.Pero hoy es ya sólo típica de Galicia y algunas regiones de Asturias.
La poesía épica del siglo XIII español,el Poema de Fernán González por ejemplo,está influida por estas tradiciones;y en los siglos XIV y XV serán ya almas que salen del purgatorio para pedir sufragios a sus parientes:sustituyéndose a Diana por Herodías.
A partir del siglo XVI es pues cuando esta creencia fue popular en Galicia,aunque perseguida por la Inquisición,porque se identificaba a estas mujeres con brujas.Son pues relatos que usaron curanderos ambulantes,ensalmadores o creyentes de brujas para vender remedios,conjuros y oraciones;que terminó en creencia popular por el natural afecto que siente el pueblo por sus difuntos,toda vez que desde el principio la creencia se afianzó en poblaciones pequeñas,en las que se conocían todos.
La feligresía rural gallega no sólo tenía funciones religiosas en el siglo XVI,sino culturales,ya que era el sacristán el que enseñaba a leer y escribir a los niños de la parroquia.Era la campana de la parroquia la que marcaba el tiempo,y es en la parroquia donde se entierran a los difuntos,siendo precisamente los funerales uno de los mayores ingresos económicos del párroco,en parte porque estas tradiciones obligaban a los parientes a encargar constantes misas por sus difuntos.Se creó así la que podríamos llamar “parroquia de los difuntos”,en la que cada día se van recordando los de familias concretas,con visitas obligatorias al panteón parroquial.
A partir del siglo XVII son pues ya muy numerosas las narraciones de difuntos que se aparecen en procesión por distintos pueblos gallegos,aunque en estos tiempos se habla de hostia,hostea u ostia (de la histórica hostis,hueste),en vez de compaña.También se la llama estantiga nocturna,o simplemente as jâns o as xans,aludiéndose siempre a la cabalgata de Diana.
Estas creencias se divulgaron también mediante coplas,por lo que la tradicional visión popular de las almas de difuntos se fueron haciendo cada vez más literarias.Y cuando los gallegos se expanden por hispanoamérica,el Perú sobre todo,aparecen ya en América (el Cuzco,por ejemplo) narraciones múltiples en las que procesiones de muertos merodean por cementerios,caminos y casas,castigando a los que interfieren en el recorrido procesional.
Volviendo a Galicia,en España,en el siglo XIX textos como los de G. Borrow atestiguan que estas creencias son tan populares,que los campesinos esperan estadeas o estadinhas con cada bruma nocturna;siendo los espíritus de los difuntos los que cabalgaban sobre la bruma llevando cirios en las manos,causando miedo a los vivos.El campesino gallego temía pues a la noche en este siglo,porque se sigue relacionando estas apariciones de mujeres difuntas con las brujas.
El Diccionario galaico-español (1863) de Francisco J. Rodríguez define estas tradiciones como “creída procesión de brujas,que no es más que una especie de luces que se ven en sitios pantanosos y abrigados,que vienen a ser fuegos fatuos o exhalaciones que salen de esos lugares,incluidos los cementerios”.Y Claudio Cuveiro,en su Almanaque de Galicia (1866) cuenta cómo de niño veía a la compaña rodeada de luces que la anunciaban:“Hay una hora en la noche,la más triste y fatídica;en ella los espíritrus,fantasmas y visiones dejan sus ocultas moradas y vienen a este mundo a expiar sus culpas,bañando de terror las mentes de los sencillos labradores.Poco después de las nueve empiezan a distinguirse en lontananza multitud de luces que,pausada y majestuosamente,caminan sin rumbo ni dirección fija”.
De ahí que en este siglo fuera corriente que a esa horas se cerraran las ventanas y atrancaran las puertas por temor a la compaña.Siempre en aldeas y parroquias,como hemos dicho.Y se la temía porque la creencia era que se trataba de almas en pena,que después de haber entrado en la iglesia y tomado la cruz y el escano (escaño),comenzaban a vagar por los contornos,penetrando en las habitaciones,apoderándose de personas dormidas,sacándolas por el ojo de la cerradura,y entregándolas un hacha de cera,para que las acompañen en su lúgubre procesión.
J. Cuveiro Piñol,en su Diccionario Gallego (1876) escribe:“Compaña:entre el vulgo,creída hueste o procesión de brujas que andan de noche alumbradas con huesos de muertos,llamando a las puertas para que las acompañen,a los que desean que se mueran pronto;en realidad son fuegos fatuos que en muchas noches se ven en sitios pantanosos y abrigados,o en los cementerios;o exhalaciones fosforescentes que salen de tales lugares”.
Idéntica descripción encontramos en el Diccionario gallego-castellano (1884) de M. Valladares:“Fuegos fatuos,especie de luces o exhalaciones que,partiendo de las orillas de los lagos y pantanos abrigados,como también de los cementerios,vense,generalmente en el otoño,vagando casi a flor de tierra y se disipan al momento;exhalaciones que el vulgo cree espíritus infernales,o procesión de brujas”.
Estas tradiciones pasaron también a la poesía gallega,y Barcia Caballero ve a los muertos de la compaña entre esplendores de extrañas luces verdes,en poesías como A Virxe d´Aranzazu;y V. Novo y García hace desfilar,en su composición poética,a “muertos vecinos”,o “almas en pena”,transformados en “misteriosos espectros”,y éstos convertidos en “luces que amedrentan”.
Valle-Inclán,captador de esencias culturales y forjador de escenas en las que lo misterioso y arcano hincan sus raíces en profunda humanidad,recrea el encuentro del caballero don Juan Manuel de Montenegro con las voces de la Hueste,que le recrimina su conducta y le avisa de su muerte: “Retiembla un gran trueno en el aire,y el potro se encabrita,con amenaza de desarzonar al jinete.Entre los maizales brillan las luces de la Santa Compaña.El caballero siente erizarse los cabellos de su frente,y disipados los vapores del rostro.Se oyen gemidos de agonía y herrumbroso son las cadenas que arrastran en la noche oscura las ánimas en pena,que vienen al mundo para cumplir penitencia”.
Incluso Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) se inspiró en estas tradiciones gallegas en su famosa leyenda El monte de las ánimas;tradiciones que recojen también Pardo Bazán,Unamuno,Fernández Flórez y Martínez Barbeiro.También M.Murguía,Rada y Delgado,J. Rodríguez López,J. Taboada,V. Risco,E. Begoña Iglesias,etc.
Si volvemos a la caza salvaje germánica,der wilde Jäger (1500) viene a ser un demonio cazador,que persigue especialmente a mujeres pequeñas;acompañado de una compañía nocturna y demoníaca,que avanza con traqueteo de jinestes,estruendo de trompas y jauría de perros.La gente huye atemorizada al sentirla.
Y Heer der Toten (1500) es también creencia en un ejército de almas,o procesión nocturna de muertos,que perecieron antes de tiempo,o fueron asesinados,y aparecen a los videntes con todos sus rasgos físicos naturales,y atuendos distintivos.
Es también la descripción que hace de estas creencias el predicador Johannes Geiler (1516),que Paracelso (1439-1541) había convertido antes en Hexen,brujas.Tradiciones que aparecen igualmente en los Highlands escoceses.
El catolicismo había decaído a principios del siglo XVII en el South Uist escocés,y un fervoroso grupo de misioneros franciscanos irlandeses,Fr. Cornelius Ward y Fr. Patrick Hegarty,decidieron reactivar la fe y las prácticas religiosas,sirviéndose incluso de tradiciones como las Taibhseadaireachd,que describían visiones similares a las gallegas.

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