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España,plurinacional (LXIV)

                España,plurinacional
                                               LXIV.- La España de postguerra (6)
 
La actuación de Aguirre tomó mayor vuelo desde 1943.En general la prensa y los gobiernos de los EEUU y Gran Bretaña habían mostrado respeto a Franco,pues si éste hubiese entrado en guerra al lado de Alemania les habría ocasionado arduos problemas.Pero después del desembarco aliado en el norte de África,en noviembre de 1942,y de la victoria soviética en Stalingrado,la situación estratégica había cambiado,la derrota del Eje empezó a dibujarse con claridad,y la postura española importaba ya mucho menos.Entonces los anglosajones cambiaron bruscamente,tornándose más y más amenazantes hacia Franco.Y Stalin,por su parte,no pensaba consentir la permanencia en el poder de quien le había derrotado en España y,no contento con ello,había mandado la División Azul a combatir a la URSS.El destino del franquismo parecía irremisiblemente sellado,a los ojos de casi todo el mundo.
                El cambio de la marea bélica electrizó al PNV y a todo el exilio:el retorno triunfal parecía indudable y próximo,sin necesidad de especial esfuerzo por su parte.Sólo debían esperar la consumación de la derrota alemana,y mientras tanto reafirmar sus contactos en las chancillerías británica y de los EEUU.El problema principal radicaba en que,aunque deseosos todos de volver a España como árbitros y beneficiados de la nueva situación,persistían entre ellos las enconadas aversiones,y no lograrían unificar sus posturas.El PNV constituyó ya en 1943,dentro de España,una Junta de Resistencia y Consejo delegado del Gobierno Vasco,con la colaboración de los sindicatos socialista y anarquista.Su incidencia fue mínima.

                Los comunistas obraron con mayor energía.En combatividad excedían de lejos a los demás partidos derrotados.Pese a ser peseguidos con especial saña por un régimen que veía en ellos al enemigo por excelencia,no habían cejado en el intento de volver a la lucha en el interior,por más que las reconstrucciones del partido en España fracasaran a veces por sospechas e incomprensiones entre los del interior y los del exterior,causantes de denuncias y asesinatos entre ellos.Comprendiendo mejor que nadie la conveniencia de crear una base firme en España antes de la victoria aliada,no escatimaron esfuerzos en ese fin.

        Además los comunistas españoles habían descollado en la resistencia francesa contra los alemanes.Lo habían hecho desde el ataque de Hitler a la URSS,en junio de 1941,pues antes,mientras regía el Pacto germano-soviético,ellos y los comunistas franceses habían obrado como traidores a Francia.Al paso que este país era liberado por los anglosajones,desde junio de 1944,el PCE planeó invadir y levantar en España un vasto movimiento de guerrillas (adoptando el nombre francés de maquis),para garantizarse la preeminencia en la hora del triunfo gracias a su organización,influencia y armas.
                En teoría la empresa gozaría de condiciones óptimas.Dentro de España había mucha miseria,por tanto debía haber mucho descontento,y sed de venganza por la represión.Cientos,quizá algunos miles,de izquierdistas andaban huidos por campos y montañas,buena recluta para la guerrilla.Los logros del Frente Popular,tan recientes,debían estar por fuerza bien grabados en la memoria del pueblo,seguramente ansioso de recobrarlos;máxime en Cataluña y Vasconia,donde a la triste situación general se añadían las injurias no ya al nacionalismo,sino al simple catalanismo o vasquismo.Estos factores no bastaban a provocar un estallido popular,ni siquiera la ayuda a una eventual lucha antifranquista,debido al miedo a la policía.Pero así como la represión tiene eficacia cuando la gente se siente muy poderosa y no percibe una salida política,se vuelve contraproducente en otro caso.Y,justamente,con los tanques de USA en Francia,y la próxima derrota de Hitler,quienes debían sentir miedo eran los represores,y esperanza la población.Una acción armada intensa atraería necesariamente a las democracias y serviría de excelente causa o pretexto para su intervención en España.Las circunstancias difícilmente habrían favorecido más un movimiento guerrillero.Se trataba de reavivar la guerra civil,con la práctica seguridad de vencer en este tercer asalto.
                Y no erraba la impresión de que en las filas franquistas cundía la ansiedad.Muchos daban por hundido al régimen,y tanto entre los políticos como entre los militares menudearon las intrigas y los contactos con la embajada británica en Madrid.Como en el nuevo diseño de Europa Franco y la Falange resultaban inaceptables no sólo para Stalin,sino para las democracias,urgía presentar una solución de derechas,una monarquía aceptable para los Aliados y para una parte,al menos,de los exiliados.
                Entonces un sector de los monárquicos se ofreció a los anglosajones como salida de conciliación,y para evitar una revancha izquierdista.El aspirante al trono,don Juan,hijo de Alfonso XIII,y parte de sus asesores,en especial Gil Robles –eclipsado en la España de la postguerra- y Sáinz Rodríguez,ex ministro de Franco,concluyeron que sólo había un modo de eludir la catástrofe:la dimisión de Franco,y la restauración de una monarquía abierta a los políticos exiliados,aunque con rasgos autoritarios para convencer a una opinión interna alerta ante un nuevo peligro revolucionario.Con esa perspectiva,el entorno de don Juan llegó a gestionar la invasión de las Canarias por Gran Bretaña,un poco al estilo de Prieto durante la guerra,así como una provocación de gran estilo con los servicios secretos de USA,para que entraran hasta Madrid los tanques aliados y proclamasen a don Juan,utilizando una prevista acción guerrillera comunista y so pretexto de inestabilidad en España.
                Pero Franco consideraba que el retorno de los viejos partidos,con una monarquía más o menos inspirada en la Restauración,haría vanos los sacrificios de la guerra,y devolvería a España al caos de 1936.Hizo notar a don Juan que la rebelión contra el Frente Popular no había invocado la monarquía,sentida sólo por un sector minoritario de los sublevados.Si alguna vez volvía la monarquía quedaba claro que se lo debería a él,al Caudillo,y de ningún modo a unos grupos monárquicos de tan reconocida flojera.Pese a los sombríos augurios,Franco no creía duradera la alianza entre Stalin y las democracias,por lo cual éstas tendrían que avenirse antes o después con su régimen.
                En octubre de 1944 Franco propuso una alianza al primer ministro británico Winston Churchill.A su juicio la ola soviética sumergiría a gran parte de Europa,dejando a España y Gran Bretaña como únicos bastiones reales de resistencia.Churchill replicó agriamente:Induciría a un grave error a Su Excelencia si no alejase de su mente la idea de que el Gobierno de Su Majestad estaría dispuesto a considerar la formación de un bloque de poder basado en la hostilidad contra nuestros aliados rusos.El gobierno británico considera la colaboración permanente anglo-rusa,dentro del sistema de la organización mundial,como imprescindible para sus propios intereses y esencial para la paz futura y la prosperidad de Europa en su conjunto.El embajador británico S. Hoare había advertido a Franco que los anglosajones impondrían la ley en el continente al terminar la guerra:Tengo la segura convicción de que para entonces Gran Bretaña será la más fuerte potencia militar de Europa.Nuestros ejércitos,por primera vez en muchos años,serán tan numerosos como eficaces.Las fuerzas aéreas británicas serán las más poderosas de Europa.No había razón ni para temer ni para chocar con la URSS,y ambos políticos británicos trataron de disipar cualquier ilusión de supervivencia que Franco y sus seguidores pudieran albergar especulando con el peligro soviético.
                Franco demostró una previsión extraordinariamente clara,y Churchill y Hoore una miopía notable.
                En octubre de 1944 comenzaba la ofensiva guerrillera comunista con una invasión de 3.000 hombres por el valle de Arán,en Lérida,y penetraciones menores por Navarra y Huesca.Los maquis esperaban una entusiasta acogida popular,más en Cataluña,y fue enorme su decepción al hallar un vacío generalizado,cuando no la colaboración de las gentes con las tropas y guardias civiles enviados,tras la sorpresa inicial,a cortar la invasión.La aventura terminó pronto y desastrosamente para los maquis.
                A fin de dar cobertura política a su intento,el PCE había creado una Junta de Unión Nacional,con propósito de aglutinar bajo su iniciativa a los demás exiliados bajo el marchamo de la legalidad republicana.Un manifiesto de Unión Nacional en Francia,de agosto de 1944,poco después del desembarco de Normandía,clamaba:¡La hora ha llegado!.¡No se puede perder un momento!.Ha llegado el período de organizar la lucha activa por la reconquista de España.Pero sus propuestas chocaron con un obstinado rechazo.Los republicanos,así como los nacionalistas catalanes y vascos,recordaban los métodos comunistas para lograr la hegemonía,y además su espíritu no les empujaba a la acción,sino más bien a la intriga en las cancillerías,con vistas a alcanzar sus objetivos ofreciéndose a los Aliados.Por esas razones ninguno quiso oír hablar de lucha guerrillera o de cualquier otro tipo,y Unión Nacional y todos los montajes unitarios de los comunistas nunca representarían más que a éstos.
               
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