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España,plurinacional (LIV)

                                España,plurinacional

                                               LIV.- El fracaso de los nacionalismos republicanos (2)
               
                Estas querellas certificaban la quiebra de otro nacionalismo:el español de Azaña.Que dijo a Prieto,el 15 de septiembre:en estos años pasados me alentaba una esperanza española grandiosa,y a pesar de todas las dificultades,y de la repugnancia y fatiga que me producía el bracear continuamente con tantos ineptos y majaderos,quería contar con el tiempo,y con el crecimiento normal de la nación.Lo que me ha dado un hachazo terrible,en lo más profundo de mi intimidad,es,con motivo de la guerra,haber descubierto la falta de solidaridad nacional.A muy pocos importa la idea nacional.Ni aun el peligro de la guerra ha servido de soldador.Al contrario,se ha aprovechado para que cada cual tire por su lado.
                Azaña había esperado aplacar a los nacionalistas por medio de los Estatutos,facilitando la convivencia en una España unida,y comprobaba hasta qué punto había errado.Pero pensaba también en sus correligionarios republicanos,a quienes fustiga una y otra vez en sus Diarios como botarates,charlatanes incapaces de un pensamiento algo elevado o de la más elemental disciplina.
                Y pensaba en los socialistas,aunque podía atribuirse una parte no menor de la culpa.Pues incluso Largo Caballero se comportó como nacionalista en sus trifulcas con el embajador soviético Rosenberg,siempre que tenía que asegurar que se facilitase material de guerra a cargo del oro español que administraba Moscú.
                Fracasado este nacionalismo,quedaba en el Frente Popular el nacionalismo comunista,paradójico y contradictorio,pero sumamente resuelto.Para el PCE la defensa de los intereses soviéticos primaba sobre los de España,y sin embargo logró movilizar mejor que el resto de la izquierda el sentimiento patriótico español contra la supuesta invasión italogermana.Lo mismo haría Negrín,a quien los comunistas sostenían.
                Volviendo a la situación en el bando nacional,las ofensivas izquierdistas por Garabitas,La Granja,Brunete,Huesca y Belchite,entre abril y agosto,apenas habían apartado a Franco de su objetivo en el norte.Su avance culminó en Gijón el 21 de octubre de 1937 con una enorme victoria.Las izquierdas y el PNV habían movilizado en las tres provincias a más de 200.000 hombres,de los que sólo 10.000 lograron huir a Francia.Aparte de los muertos,la gran mayoría cayó prisionera,y unos 100.000 engrosaron el ejército vencedor,donde combatirían sin problemas aparentes.
                El botín de guerra era ingente,y más importantes aún las fábricas metalúrgicas,siderúrgicas,y las de cañones,morteros,ametralladoras,explosivos,etc.La industria del norte representaba la mitad de la de España,y gracias a ella los nacionales alcanzaron el equilibrio en este campo,con la ventaja de asegurar un nivel productivo más alto.
                El final de la campaña supuso un cambio estratégico crucial.La guerra había pasado por dos etapas,una inicial de cuatro meses,a base de columnas irregulares,en que los nacionales,con gran inferioridad material,habían estado a punto de vencer,gracias a su buena dirección y a la mala organización y celos internos de sus enemigos;y una segunda de forcejeo y empate,con intervención ya de brigadas y divisiones y de cuantiosa ayuda extranjera en los dos lados,que había durado catorce meses.Con la caída del norte daba comienzo una tercera fase de superioridad material franquista y de agonía del Frente Popular,prolongada dieciocho meses más.
                La catástrofe del norte provocó una honda desmoralización en el Frente Popular.Azaña y otros muchos concluyeron que la República ya no podía ganar militarmente la guerra,y que por tanto convenía maniobrar en Londres y París para imponer un armisticio y salvar lo salvable.Azaña ya había hecho gestiones en Londres en mayo,por medio de Besteiro y sin informar al aún gobernante Largo Caballero,con motivo de la coronación de Jorge VI.Iniciativa inviable,pues Franco no pensaba dejarse arrebatar por tales acuerdos una victoria que ya vislumbraba casi segura;y Londres,cuyas simpatías por los revolucionarios eran muy moderadas,buscaba ante todo aislar de Europa la hoguera española.Además los comunistas,socialistas afectos a Negrín,interesados en alargar la contienda,y el mismo Prieto,reaccionaron con una masiva movilización y reorganización,poniendo rápidamente en pie nuevos cuerpos de ejército equivalentes a los perdidos en la franja cantábrica.Se extremaron las normas disciplinarias,hasta tomar carácter de terror.Prieto creó una policía política militar,el SIM (Servicio de Inteligencia Militar),a instancias de Olof,jefe de la policía secreta soviética (NKVD) en España,donde operaba al margen del gobierno de Valencia.El SIM,pronto dominado por los comunistas,persiguió ferozmente no sólo a los agentes del enemigo (la famosa Quinta Columna),sino a anarquistas,socialistas y otros supuestos aliados.Estas medidas y un intenso adoctrinamiento ideológico permitirían alargar la contienda casi un año y medio.
                La resuelta resistencia del sector dominante en el Frente Popular obligó a los nacionales a preparar,tras su triunfo en el norte,una nueva ofensiva de amplios vuelos.Franco volvió a inclinarse por Madrid,debido a su valor psicológico y porque le permitiría batir al mayor ejército enemigo.Pero éste se adelantó con un masivo ataque sobre Teruel,a finales del año.Por primera y única vez las izquierdas tomaron una capital de provincia,defendida palmo a palmo por los nacionales en unas condiciones extremas de aislamiento,frío y penuria desesperada.Franco renunció entonces a su proyectada acción sobre Madrid,y reconquistó Teruel.A continuación,mediante una amplia contraofensiva,llegó al Mediterráneo por Castellón a mediados de abril de 1938,casi en el séptimo aniversario de la II República.La zona izquierdista quedaba cortada en dos,y Cataluña separada del centro.De nuevo la guerra parecía a punto de terminar.
                Durante los seis meses desde la caída del norte a la llegada al Mediterráneo se ampliaron en el Frente Popular las fisuras entre los partidarios de resistir a todo trance y los aspirantes a una paz impuesta por Gran Bretaña y Francia.Ya en septiembre de 1937 Azaña comentaba una charla con Martínez Barrio,también convencido de la imposibiludad de vencer.Ninguno de los dos sentía excesivo placer ante un eventual triunfo del Frente Popular,pues comprendían lo poco que podían esperar de él unos burgueses como ellos.Se hacían la ilusión de que las democracias intervendrían si se cambiaba el curso revolucionario.Dirá Azaña:la guerra,si la podemos ganar,la tenemos que ganar en París y en Londres,que son los que nos pueden dejar hundirnos o ayudarnos.Para que París y Londres nos ayuden tenemos que ofrecerles la garantía de una República constitucional,democrática y liberal.De esta manera,y sin apenas esfuerzo,sustraerían la victoria tanto a los nacionales como a los revolucionarios.Pero quien ese cálculo hacía había sido uno de los máximos responsables de una situación cada vez más insufrible para él mismo,habiendo vulnerado reiteradamente,en 1934 y en 1936,las normas democráticas.Tampoco estaba,en 1938,en condiciones de garantizar a nadie una República liberal frente a un control marxista ya demasiado firme.
                Sus deseos concordaban en parte con los de Companys y Aguirre,poco interesados en la continuación de un conflicto que ya no les prometía nada bueno.Sobre esa base habría sido posible un frente común contra los partidarios de continuar la lucha,pero ese frente apenas cuajó,porque el PNV y la Ezquerra prefirieron intensificar la colaboración entre ellos,con vistas a una paz separada que colocase a Cataluña y a Euzkadi bajo protectorado francés e inglés respectivamente.Idea recurrente en ambos nacionalismos desde principios de siglo.Para ambos,el Frente Popular había perdido su atractivo,no sólo porque su victoria se desvanecía,sino porque las necesidades de la lucha llevaban a centralizar los esfuerzos en detrimento de los anhelos separatistas.
                Por eso Companys recordaba al gobierno su dignidad como representante del Estado en Catalunya,y Aguirre no cesaba en sus protestas de lealtad;redoblaron los dos,desde el otoño de 1937,su acción coordinada hacia Londres y París.Uno y otro mantuvieron un eficaz secreto,y todavía hoy es poco conocido el detalle de sus actividades,aunque el gobierno de Negrín tenía indicios de ellas.El 15 de septiembre,por ejemplo,Prieto contó a Azaña la extraña propuesta de un oficial francés,de formar una tropa vasca para explotar la simpatía de los católicos franceses por el PNV.Prieto hizo ver al oficial que entendía el fin real de la propuesta:París quería tener cerca de la frontera una fuerza adicta,para cualquier eventualidad.
                La actividad diplomática clandestina de la Ezquerra corría bajo cobertura del Comisariado de Propaganda de la Generalitat,dirigida por el separatista radical Jaume Miravitlles:un organismo que los nacionalistas lograron preservar de la curiosidad y el influjo de sus socios de gobierno,incluso de los comunistas.Los agentes de Companys,principalmente Batista i Roca para Londres,y el arquitecto Rubió i Tusurí en París,solían trabajar concertados con los de Aguirre,en especial José I. Lizaso,un activo empresario peneuvista algo snob.Sacaban partido de sucesos como la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores inglés y francés,Eden y Delbos,en Bruselas a primeros de noviembre de 1937,para discutir sobre el problema español.Poco después Companys viajaba a París y Bruselas.Negrín lo autorizó,pero instruyó al embajador en Francia,Ossorio,para que vigilase estrechamente los movimientos del poco fiable aliado.No obstante Companys parece haberse entrevistado con Delbos y con diplomáticos británicos y belgas,dando pie a comentarios maliciosos del PSUC.

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