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España,plurinacional (VIII)

España,plurinacional
VIII.- España a principios del siglo XX (1)

La España que entró en el siglo XX era ya una potencia menor de Europa,inserta en la periferia pobre y agraria de la franja mediterránea.Atrasada incluso respecto a Francia,el país que más ha influido en nosotros desde el siglo XVIII.Si en Francia el analfabetismo afectaba en 1900 al 18 % de su población,en España llegaba al 56 %,y en zonas como Andalucía oriental,Galicia,Extremadura o las islas Canarías podía superar el 80 %.La calidad de la enseñanza universitaria era baja,especialmente en ciencia y técnica,y reducida era la elite de personas competentes en casi cualquier conocimiento avanzado.La renta por habitante ascendía a un 54 % de la media de Francia y Gran Bretaña,frente a un 58 % de Italia y 75 % de Alemania,hallándose peor distribuida y con diferencias regionales más acusadas.
España disfrutaba de zonas agrícolas muy productivas,sobre todo en Valencia y cuenca del Guadalquivir,pero padecía de terrenos pobres y lluvias débiles en la mayor parte de su extensión,y en el húmedo norte el minifundio y el suelo abrupto perjudicaban a la agricultura.Dominaba el latifundio en Extremadura,Andalucía y Castilla la Nueva,donde los braceros y aparceros vivían míseramente,miseria compartida con Galicia por la causa opuesta:el minifundio extremo.El hambre causaba directamente unos 300 muertos al año,y muchos más indirectamente por enfermedades.El índice de mortalidad infantil era de los más altos de Europa.La industria estaba ubicada muy principalmente en las provincias de Barcelona y Vizcaya,y los servicios predominaban en centros de comunicaciones y de burocracia nacional o regional,como Madrid,Zaragoza,Sevilla o Valencia.
La política económica tendía a proteger esos núcleos industriales mediante fuertes aranceles a las importaciones.Los nacionalistas vascos y catalanes acusaban sin tregua a Madrid,pero indudablemente la preeminencia económica de sus regiones debía mucho a la política madrileña,muy influida por empresarios vizcaínos y barceloneses,como reconocía el propio Prat de la Riba.Por otra parte eran también fuertes y justas las quejas de las regiones agrarias,obligadas a comprar productos más caros que los extranjeros,y de calidad con frecuencia inferior.Era pues muy acusado en España el desfase económico entre las zonas industriales y agrícolas,toda vez que se concentraban también en las dos provincias más industrializadas la pericia financiera y técnica,comprimiendo el mercado y relantizando su expansión.
Pero no se trataba de una sociedad estancada,pues aunque el 66 % de la población activa estaba ocupada en el sector primario,la vida urbana experimentaba una rápida expansión,y un 32 % de la población vivía ya en ciudades de más de 10.000 habitantes.Madrid y Barcelona pasaban del medio millón de habitantes,Valencia superaba los 200.000,y Bilbao se acercaba a los 100.000.La población industrial aumentaba,aunque a un ritmo inferior al de otros países europeos.La conciencia de las limitaciones y atrasos nacionales,y la presión del ejemplo francés,generaban medidas e iniciativas de superación,en medio de un notable florecimiento cultural después de un siglo XIX no muy interesante.Se percibía un creciente interés político por mejorar la enseñanza superior,y brotaban grupos autónomos como la Institución Libre de Enseñanza.Afrontar retos como una progresiva democratización,la supresión del analfabetismo y de la mediocridad universitaria,la reducción de las diferencias regionales,la divulgación de la higiene y de la atención médica,etc.,no rebasaba la capacidad del régimen,aunque no faltaron planes inteligentes al efecto.
De todos estos retos el de la democratización resultó el más complicado.La Restauración nació en 1875,y venía a continuar la historia de España,en palabras de Cánovas,tras la desastrosa I República de 1873,culminación a su vez de una prolongada inestabilidad.El nuevo régimen se articuló entre dos tendencias liberales,la progresista y la conservadora,cuyas reyertas habían caracterizado los cuarenta años anteriores.Los Partidos Liberal y Conservador dieron firmeza al régimen tras el Pacto de El Pardo en 1885,que permitía el turno en el poder,abandonando definitivamente los pronunciamientos del siglo XIX.
El sistema permitía pues amplias libertades de expresión,asociación,etc.,que permitieron nuevos partidos y tendencias.En 1890 se estableció el sufragio universal,pero con soberanía compartida por las Cortes y el monarca,y la frecuente y casi institucionalizada falsificación electoral.Las votaciones funcionaban a través del llamado caciquismo,redes de clientelas locales extendidas por todo el país.Pero los comicios permitían encauzar las tendencias políticas al margen del golpismo,por lo que podemos decir que España,a principios del siglo XX,era un país de lo que fue siglo XIX europeo.
A base de elecciones generales,municipales y provinciales la Restauración fue una feria electoral casi permanente,y el caciquismo no impidió el progresivo asentamiento de otros partidos,que poco a poco fueron llegando a las Cortes.En 1903 los republicanos obtuvieron mayorías lúcidas en las principales ciudades,y los nacionalistas catalanes y vascos,así como los socialistas,también registraron avances notables.Se tendió pues hacia la democratización,a partir de las libertades públicas,si bien yo llamo aún partidocracia al sistema electoral actual,por repartirse los partidos la totalidad del voto emitido,aunque la abstención supere el 30 %,que queda sin representación.También por ausencia de partidos que defiendan a la totalidad de la ciudadanía,que yo he llamado siempre Partidos Democráticos.
Las fuerzas políticas surgidas del 1898 aspiraron por tanto a destruir el régimen liberal,que en realidad era caciquismo alternante.Y esas fuerzas fueron principalmente los nacionalismos catalán y vasco,el socialismo,el anarquismo y el republicanismo.Movimientos que divergían entre sí hasta el enfrentamiento radical,pero que su hostilidad a la Restauración les permitía hacer frente común contra ella.Concedían pues escasa relevancia a las libertades,y veían en el liberalismo una poco apreciada reliquia del pasado.Las grandes batallas política de estos años fueron por tanto la emancipación de la clase obrera,la liberación de los pueblos oprimidos,la abolición del poder en general,o la igualdad económica.
Tales planteamientos,unidos al analfabetismo,hacían muy imposible la convivencia democrática,lo que explica también la orientación orgánica de las Bases de Manresa,o las aspiraciones teocráticas de Arana.Por lo que Cánovas afirmaba:la centralización representa en España ni más ni menos que la libertad,ni más ni menos que la civilización.Y las fuerzas aludidas tuvieron libertad para organizarse,hacer propaganda y presentarse a elecciones,aunque sus doctrinas les otorgaban una enorme capacidad perturbadora,que hizo de la democracia un constante vaivén entre crisis y alarmas,hasta terminar frustrándose.
El mismo empeño antiliberal de los nacionalistas en ser identificados con la totalidad de Cataluña y Vasconia lo tenían los socialistas y anarquistas en ser identificados respectivamente con la clase obrera o el pueblo.El PSOE (Partido Socialista Obrero Español),entonces marxista,compartía con los nacionalismos una visión muy negativa del pasado español,acentuada por su internacionalismo proletario.A ella añadía la lucha de clases,según la cual la democracia y las libertades son meros disfraces de la dominación y explotación de las masas proletarias por la burguesía.La democracia española era así meramente instrumental,utilizando las libertades contra el mismo sistema que las estatuía,hasta provocar su derrumbe.Tal ambivalencia permitía a los socialistas despreciar a la democracia,condenando y socavando la Restauración por no ser lo suficientemente democrática.
Y más acentuado era el antiliberalismo de los anarquistas,para quienes toda forma de poder constituía una violación de la libertad individual,y debía ser aniquilada en pro de un porvenir sin Dios ni amo,a pesar de que sus pugnas internas por el poder llegaban a ser furibundas y sin respeto a reglas.Para los anarquistas la historia humana había sido una espeluznante sucesión de regímenes opresivos y criminales,a los que debería poner fin la anarquía,propuesta sobre firmes cimientos éticos y científicos.El movimiento anarquista fue masivo en Cataluña y Andalucía,extendiéndose más o menos por las demás regiones.Recurrió muy pronto al terrorismo,y ocasionó por tanto algunas de las peores crisis de la Restauración.
Los republicanos diferían muy poco de los nacionalistas vascos y catalanes en su visión de España,aunque defendían su unidad,con federalismo o no.Suponían que un Estado republicano corregiría los entuertos pretéritos,acabando con el poder de los culpables del atraso hispano,en especial la Iglesia y la monarquía.Eran pues anticlericales y antimonárquicos,pero unos se aproximaban al anarquismo,y otros al pacifismo.Las aversiones entre los jefes llegaban hasta la incitación al asesinato.
Todos los partidos de la Restauración fueron pues poco democráticos,y su carácter de masas tenía mucho de deseo,y poco de realidad.Sólo movilizaban a minorías,siendo peligrosos por su propensión a la violencia y la desestabilización.
Pero invocaban sin descanso la democracia,la libertad o la liberación,dándoles sentidos peculiares,y motivando el recelo e inquietud de los conservadores,especialmente de la corriente de Antonio Maura.

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