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Vida después de la vida (II)

Naderías metafísicas
XXVIII.- Vida después de la vida (II)

Por eso el propio autor que comento dice que algunos no recuerdan nada en absoluto de sus “muertes”:los que estuvieron en mayor trance de muerte.
No puedo pues dar por reales ninguno de los testimonios que se citan en este libro,aunque ya he dicho que es posible que sintamos la muerte como un rápido pasar por un túnel:nuestra conciencia abandonando las neuronas en las que se forma.Es posible también que en esos instantes nos sintamos fuera del cuerpo físico,pues la muerte es precisamente separación de cuerpo y vida.No son por tanto verídicos testimonios como éste:“cuando salí fuera de mi cuerpo físico es como si saliera de mi cuerpo y entrara en otra cosa.Era otro cuerpo... pero no un cuerpo humano normal.Era algo diferente.Ni un cuerpo humano ni un globo de materia.Tenía forma,pero no color.Poseía algo que usted podría llamar manos”.Cuando la vida abandone nuestro cuerpo pasa a la atmósfera,a través de las paredes de donde muramos,y de la atmósfera a los confines de la estratosfera como destino más cerca (lo que he llamado condenación religiosa,pues lo haría a una región de 10.000 ºC de temperatura media),al espacio terrestre como destino más probable,o al espacio Sol-Tierra como viaje más lejano (y en todos estos casos hablo ya de salvación religiosa).Y todos sabemos,más o menos,lo que es la región límite de nuestra estratosfera,o lo que es el espacio interplanetario.
Ya he dicho también que es muy probable que al morir veamos “luz muy brillante”,siendo posible que sea de color blanco o transparente,de brillo indescriptible,sin que dañe a la vista ni deslumbre,siendo ya más discutible que “no impida ver las cosas que los rodean”.Recibimos la vida del Sol,que emite luz,por lo que nuestra vida bien puede ser luz solar.Por lo que es fantasía decir que lo que ven es un ser luminoso,un ser personal con personalidad bien definida,siendo ya simple creencia los que identifican esa luz con Cristo,del que recuerden que ni siquiera ha existido,pues cristo significa mesías,y mesías es simple creencia judía.Como tantas veces digo,existió Jesús,pero no Cristo,y por tanto tampoco Jesucristo.
Fantasía pues que los moribundos oigan voces “del otro mundo”;que hablen o dialoguen con seres extraterrestres o extraterrenales,o que vean las fronteras o límites entre este mundo y el otro como masa de agua,niebla gris,una puerta,un cercado,etc.Nuestra vida marcha a los confines de nuestra estratosfera como destino mínimo,pero aunque atraviese nubes la vida no es pensamiento.Pensamos y sentimos con vida neuronal;es una incógnita lo que sea la vida desprovista de neuronas.
Creencia religiosa,e incluso ignorancia,son por tanto confesiones como ésta:“Dios fue bueno conmigo,pues estaba muerto y permitió que los doctores me resucitaran”;o “el Señor me envió de regreso”.Lo de “encontrarse en el techo,viendo cómo trabajaban con mi cuerpo”,simple pesadilla.Irreal también “decidí regresar”,pues si dependiera de nosotros no moriríamos ninguno.
El libro que comento termina hablando de la Bíblia (libros),de Platón (muerte es la separación de alma y cuerpo),del libro tibetano de los muertos,escrito en el siglo VIII a.C. (fantasías sobre los estadios que atraviesa el alma tras la muerte),y de Emanuel Swedenborg (el hombre,cuando muere,pasa de un mundo a otro;con ángeles que le hacen preguntas,y otras inexactitudes como ésta:“el espíritu de un hombre recién salido del mundo es reconocido por sus amigos y por aquellos a quienes había conocido en el mundo,que lo instruyen de lo concerniente al estado de vida eterna”).
Muchas de las experiencias narradas en este libro fueron causadas por las medicinas administradas al moribundo,y por cuanto 1)ni son experiencias de postmortem,pues no murieron,2)ni son realistas,el libro debería haberse titulado Fantasías en trance de muerte.

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