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Curanderos vistos por ex jesuita

De occulta philosophia
CCXVIII.- Curanderos vistos por ex jesuita

De niño me llevaba mi madre de vez en cuando a curandero de pueblo vecino,de gran fama,pero que curaba mandando llenar botellas de la fuente pública de la plaza,fingiendo echar en esa agua gotas de un frasco que sacaba del bolsillo.Digo fingía,1)porque lo hacía siempre de espaldas,para no ser visto,2)es imposible que curase tantas y tan distintas distintas enfermedades con el mismo remedio.Había residido en Cuba,por lo que yo le creía perito y entendido en hierbas medicinales.Como mis enfermedades no debían ser muy graves,inapetencia tal vez,no sé si curaba o no.Lo cierto es que mi madre me decía que para que surtiera efecto el agua tenía que tener fe.
Me ha hablado también muy bien de un curandero un tío,pues dice que le ha curado una enfermedad de oído.
En general no tengo pues mal concepto de los curanderos,que en España no tienen ya la importancia social que tuvieron antaño.
Pero este escrito es respuesta a un libro de Salvador Freixedo,ex jesuita,nacido en 1923.Y comienzo no creyendo mucho en que ejerzan “medicina paranormal”,por el simple hecho de que no ejerzan con sabiduría y criterio médicos.
Este autor parece defender la tesis de que la mente humana cura si se activan sus energías,y que los curanderos tienen un ojo clínico mejor que el médico,con trance o sin él,incluso a distancia.Aunque algunos diagnostican por las vibraciones que sienten en sus manos,y otros por radiestesia.Algunos ven sombras o manchas en la parte enferma,y otros sienten la enfermedad del paciente que tienen delante.Sigue en pie mi incredulidad en cuerpos astrales y magnéticos,periespíritus,etc.,y no enfermamos sólo por lo que comemos y pensamos.
No voy a referirme a los médicos naturistas,porque no tengo por qué llamarlos curanderos.Sobre la vitaminas creo lo que dice la bioquímica,y ya he dado por sentado que creo en el poder curativo de las plantas,pues las medicinas o fármacos se fabrican con productos naturales.
No todo el universo o cosmos se reduce a ondas,pero existen.Distinguiendo yo masas y antimasas espirituales o divinas de las materiales o inmateriales por mucha mayor densidad,puedo creer que vibren con frecuencia superior.Menos ya que el cerebro sea una especie de emisora de radio,al menos en lo fundamental.Que el de una coneja capte la muerte de un hijo a dos kilómetros de distancia,etc.
La energía electromagnética no viaja a velocidad de la luz,y la que emite nuestro cerebro no es instantánea,siendo imposible que esté fuera del espacio.Falso pues que la energía cerebral no necesite tiempo para trasladarse de un lugar a otro,y hay que demostrar que se desplaza.La inteligencia de la mente subsconsciente es mítica,y me gustaría que fuese verdad que el curandero cura dirigiendo mentalmente su energía a la parte enferma del paciente.Más me gustaría creer que las manos del curandero emiten impulsos acústicos y ondas electromagnéticas visibles,energía curativa,chorros azules similares a los que emite un soplete.
Según el jesuita P. González-Quevedo tenemos la facultad de secar y obscurecer carne inclinando sobre ella nuestros dedos a un centímetro de distancia,y el ex jesuita que comento no sólo cree en ello,sino en que esa energía sea curadora,cicatrizando y restaurando tejidos.
Como muchos curanderos preparan o preparaban agua tratándola con sus manos,¿echaba el curandero que he citado alguna energía en el agua,que previamente había almacenado en su frasquito?.Difícil de creer también,porque en el supuesto de que fuese así,la energía no es líquido que se transporte desde un frasquito vació a una botella llena de agua.
Nuestro autor dice que el curandero cura o sana mediante energía inteligente,consciencia.Y cita a Oscar Estebany,que alteraba las enzimas contenidas en un frasquito,con sólo sostener el frasquito en sus manos,si su alteración favorecía la salud humana,y no las alteraba si la alteración sería nociva.¿De nuevo lo que hacía el curandero de mi infancia?.
Si sembramos una castaña se transforma con el tiempo en castaño,pero no conocemos muy bien el proceso,aunque es cierto.La genética sí cree saberlo,y por eso tampoco me convence mucho.
Ex jesuita como es el autor,distingue entre Dios y Naturaleza,y afirma que Dios no cura,que la curación espiritual genera fanáticos,y que se puede curar por la fe.También por conjuros,invocaciones y ritos:por magia,pues cree en ángeles de la guardia,y en seres suprahumanos que comunican sus poderes a chamanes,curanderos y taumaturgos.
Divide a los curanderos en sanadores,curanderos a distancia y brujos del cuchillo o del dedo (curanderos cirujanos),citando
1.- Entre los primeros a Enio Hernández Freites,venezolano,mentalista,curandero por concentración mental y por imposición de manos;Fidel Ramos,mexicano,que curaba pterigios raspándolos con un cartón;Olga Worrall,estadounidense,curando mediante telergias;Kathryn Kulhman,curando por energías mentales también;Oral Roberts,predicador-curandero,emulando curaciones evangélicas mediante imposición de manos;Jimmy Shwaggart,amante de Bíblia y sexo;Lupe,mexicana,que traspasaba tumores de enfermos a botellas con agua,o encontraba objetos perdidos dentro del fuego;y Edgar Cayce,que recetaba dormido o en estado de trance.
2.- Entre los segundos a Sergio Alalouf,greco-francés de Toulouse,que curaba cargando fotos con los fluidos de sus manos;Harry Edwards,británico,espiritista,curandero mental;Bárbara Ivanova,rusa,que curaba con su mente también;y Sathya Sai Baba,hindú,encarnación de Vishnú,que no sólo curaba a distancia,sino que sacaba diamantes de la nada.O Amparo Cuevas,vidente de las apariciones de El Escorial,España,que cura o curaba graves enfermedades a distancia,rezando en trance.
Y 3.- Entre los terceros Luis Muzio Ambrosio,brasileño,que ve auras y cura en trance,por estar poseído por el espíritu del doctor Fritz,siendo vidente por telepatía;Antonio de Sales,brasileño también,albañil,igualmente poseído por el doctor Fritz,que opera,en estado de trance,usando tijeras y martillo;y Pachita,mexicana,poseída por Cuauhtemoc,que operaba con cuchillo de monte,injertando carne o vísceras,y absorbiendo sangre con algodón.
Volviendo al curandero de mi infancia,le llamaban don Tomás,vivió muy humildemente,y dejó al morir varios sacos de monedas,que no se había molestado ni de ingresar en cuentas bancarias.

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